jueves, 16 de julio de 2009

música y paroxismos

En el momento en que se redescubra la música como el medio más sano y eficaz para llegar al paroxismo, se reducirán a un nivel insignificante todos los demás vicios, con la premisa de crear por necesidad los “melómanos anónimos”.

La utilización de la música como un medio de exaltación de nuestros afectos, trasciende cualquier adicción, va más allá de relegar a la música como mero entretenimiento, e inclusive a expensas de que no se utilice el paroxismo como herramienta de apreciación artística, trasciende a la apreciación misma.

Cuidado hay que tener, sin embargo, al concebir como un subconjunto de las pasiones nuestros padecimientos, que en mayor o menor medida pueden ser engrandecidos.

En esta noche digeriré un poco la tarea y le facilitaré el camino:

martes, 14 de julio de 2009

Quitándome el polvo.


Después de algunos días me digno a salir bajo la luz del sol...ja.

Tengo que salir casi volando, procuraré brevedad (siempre digo eso), quizá usted lo haya pasado por alto. Si, hablo del punto clave de la oración inicial, ¿como diablos es que me he dignado a salir, estando yo en un estado que poco faltaba para lo vegetativo y no por eso al límite de un extasis e iluminación cercanas al nirvana?

Ni yo mismo lo sé.

Los días pasados de encierro (desde la influenza, cambios de oficinas y mi nueva etapa home worker), me han valido una series de situaciones que sino me llevan a la iluminación Zen, por lo menos me harán un poco más extraño y estóico de lo que ya soy, eso en tal punto no me viene nada mal:

"La soledad no te enseña a estar solo, sino a ser único"

En ocasiones me sorprede que el señor Cioran pueda decir en un renglón enseñanza semejante y yo le haya hecho perder treinta segundos nada despreciables de su existencia leyendo algo que pretendía llegar a lo mismo de forma menos elegante.

martes, 7 de julio de 2009

¿Y que hay de los momentos humanos?

Los que me conocen quizá lo consideren temática trillada en mi pensamiento, si es asi lo siento, se friegan, me sigue intrigando, ¿hasta que punto llega nuestra enajenación?

¿Es que acaso el grueso de los humanos esta inhabilitado para gozar de momentos que trascienden las cuestiones que específicamente estan relacionadas con nuestra supervivencia?

¿Tan sumergidos estamos en simplemente aventar nuestra corporeidad sobre los pies, sin percibir que en medio del camino dejamos escapar cientos de situaciones que por el simple hecho de contemplarlas (en toda la extensión de la palabra) nos hacen más humanos, nos liberan por instantes de la enajenación?

El video es autoexplicativo: